domingo, 20 de noviembre de 2011

Los Themas

Hola a todos,

Uno de los sistemas de defensa más eficaces de Bizancio fueron los Themas. Básicamente, se componía de una serie de distritos militares, en los que ciudadanos-soldado se encargaban de la defensa del territorio.

Heraclio es quien tradicionalmente ha sido reconocido como el inventor de los Themas, que comenzaron en Asia Menor en el siglo VII, aunque es probable que fueran realmente obra de Constantino IV. En cualquier caso, se trataba de una división militar en provincias, normalmente a cargo de un strategoi o general, auxiliado por tres oficiales civiles para labores administrativas (los protonotarios) y con una guardia de entre una y seis unidades de militares profesionales, conocidas como kentarchai spathariorum, compuesta cada una de ellas por 100 jinetes.



A este pequeño núcleo de fuerzas profesionales había que sumar el grueso de las tropas de defensa, compuesto por los campesinos-soldado, que disfrutaban de tierras a cambio de la posibilidad de ser llamados al combate. Entre estos campesinos existían enormes diferencias, desde los ricos terratenientes, capaces de mantener el mejor de los equipos y disponer de esclavos para cultivar la tierra, hasta los pobres labradores, que apenas podían mantener escudo, lanza y casco, o que debían agruparse para pagar entre todos el equipo de un caballero.

Las tierras estaban asociadas a la disponibilidad de ser llamados a filas, por lo que eran heredadas por el primogénito. Pero si se perdía la capacidad económica para mantener el equipo los propietarios eran expulsados.

Las tropas de cada Thema se organizaban en turmai, subdivididas en moirai o dhoungois, cada una de ellas compuesta a su vez de varias banda. El número total de hombres variaba enormemente de un distrito a otro. En 902, iba desde los 4.000 de la Thema de Charsianon hasta los 15.000 de Anatolikon. Estas cifras se refieren únicamente a la caballería, pues también existían infantes en las Themas, aunque ellos no recibían tierras y eran, probablemente, simples conscriptos. Su número es dudoso, aunque algunas fuentes de la época hablan de hasta 24.000 infantes por Thema, lo que es, a todas luces, exagerado (Con esas cifras, los 46 distritos del siglo XI hubieran sido capaces de elevar en armas casi 1.300.000 hombres)

El sistema funcionó muy bien, hasta que, con el tiempo, comenzó a resquebrajarse. El principal problema fue que los strategoi, aprovechando sus extensos poderes militares y civiles, comenzaron a imponerse como grandes propietarios de tierra, convirtiendo sus terrenos en estados semi-independientes, mientras que los campesinos que componían su clientela comenzaron a operar como una especie de ejército privado. Una vez comenzada la corrupción, el estado poco pudo hacer por eliminarla. No sólo eso, a medida que pasaba el tiempo tenía que realizar concesiones a los grandes propietarios para asegurarse su compromiso militar, hasta el punto que llegó a concederles la exención de impuestos, lo que conllevó un aumento del deterioro a largo plazo, a medida que más y más pequeños propietarios caían en la esfera de influencia de los strategoi. Eso conducía a una disminución de los soldados bajo control del estado, de modo que, a finales del siglo X, la media de hombres útiles era de sólo 3.000 por distrito, cuando en 902 ninguno bajaba de 4.000, y algunos llegaban a 15.000

Debido a esto, ya en tiempos de Niceforo II Focas (963-969) se comenzó a emplear mercenarios para formar el núcleo de combatientes de los Thema, descuidando el entrenamiento y equipo de los campesinos-soldados, cuya fiabilidad dependia en gran parte de los deseos de los grandes propietarios.

Finalmente, tras la muerte de Basilio II, último emperador capaz de mantener el orden entre los terratenientes, los strategoi comenzaron una pugna por el poder político, encabezando revueltas constantes contra la corte de Constantinopla, hasta que uno de ellos, Isaac Comneno llegó a hacerse con el trono. La respuesta de la burocracia ante estos repetidos asaltos consistió en desmontar la eficacia combativa de los Themas, ejecutando generales y desmovilizando ejércitos enteros, como ocurrió en la importantísima provincia de Iberia. Los campesinos dejarían de ser soldados a cambio de una tasa o impuesto, lo que conllevó que la desapareción del pequeño campesino, el alma de este sistema, se acelerara, engullidos por las ambiciones de los grandes terratenientes y sin que su compromiso por la defensa recabara el interés del estado por mantenerlos.

El ejército bizantino entró entonces en decadencia, erosionado por las intrigas, las luchas civiles y la falta de apoyo desde la propia corona. De ahí a Manzikert, sólo restaba un paso.

Un saludo

4 comentarios:

Blas Malo Poyatos dijo...

Algunas analogías: los reinos de taifas andalusíes; el estado de las autonomías en España...

Cuando el poder central cede poder... lo pierde. Pensar a lo grande es el primer paso para hacer cosas grandes. ¿A que sí, Justiniano?

Un saludo

Salvador Felip dijo...

Hola Blas,

Ciertamente, la historia se repite, lo que dice muy poco de nuestra capacidad para aprender de los errores pasados.

Por otro lado, tengo ganas de seguir ese axioma de pensar a lo grande y comenzar una serie de libros que hace tiempo me ronda la cabeza. Lástima que el tiempo no acompañe (porque no tengo suficiente, no porque esté lloviendo hoy en Madrid...)

Un saludo

Coriolis R. dijo...

Buenas.

A mí más bien me parece el inicio del feudalismo.
Mala opción cuando enfrente tenían a un rival monolítico.

Saludos.

Salvador Felip dijo...

Hola Coriolis,

En cierta medida sí, puesto que se trataba de grandes señores rodeados de siervos y tierras en las que gobernaban como reyes. Sin embargo, la base de la idea era regresar a los antiguos campesinos soldado de la Roma republicana, cuando eran los pequeños propietarios los que componían la base de las legiones.

Creo que la idea no era mala, pero las tendencias oligárquicas de la época eran demasiado fuertes para que gobernantes mediocres las resistieran. Ni siquiera Justiniano, en el cénit del poder estatal en Bizancio, fue capaz de doblegar a los terratenientes, así que mucho menos los monarcas que le siguieron, con notables excepciones, como Basilio II, aunque no fueron sino paréntesis en el progreso general de los grandes propietarios.

Más o menos lo mismo que pasa ahora con las multinacionales, que llega un momento que crecen tanto que resulta difícil controlarlas. Nada cambia...

Un saludo