domingo, 24 de abril de 2011

Novela negra

Hola a todos,

Esta semana he pensado que sería deseable dejar que el tema de la medicina en Bizancio respirara un poco, así que me voy a centrar en otra cosa.

En una entrada anterior comentaba que había adquirido un Kindle, el lector electrónico de Amazon. Ya comenté entonces que estaba encantado con él, pero la cuestión que viene al caso de esta entrada es que, desde que tengo el aparatejo, he leído más novela policíaca que histórica.

Si he de ser sincero, la novela histórica nunca entró entre mis lecturas favoritas hasta que comencé a escribir 'El ocaso de Bizancio', fue a partir de ahí cuando me entró el gusanillo. Anteriormente era la novela negra y la ciencia ficción la que llenaba mis estanterías, así que sólo he recuperado un poco mis anteriores gustos. Y, la razón final de esta entrada, es comentar que me he llevado una buena decepción.

Con todo el bombo que ha tenido la serie de Stieg Larsson, han aflorado novelas policíacas como churros, por lo que he vuelto a picar y me he leído algunos de los 'best sellers' que he encontrado, con el resultado de fiasco tras fiasco.

En primer lugar me leí un libro de Camilla Läckberg, La princesa de hielo. Muchas ediciones y, en mi opinión, un bluff. Sé que soy muy crítico con las novelas, que me revientan los giros que salen de la manga sin ton ni son y los periodistas que investigan y saben más que la policía, al igual que las pistas obvias en las que nadie repara y, de repente, a media novela se convierten en la clave del caso. Primera decepción.

Después seguí con 'Aurora Boreal', de Asa Larson, algo mejor pero, en mi opinión, uno más. Desde luego no es para sacar veinte ediciones. Seguro que si en lugar de apellidarse Larson se hubiera llamado Pérez no hubiese vendido más de 5000

El siguiente en la lista fue El observatorio, de Michael Conelly. Es parte de una serie pero, sin dudarlo, el mejor hasta el momento. No es nada del otro mundo pero al menos dispone de una trama correcta con pasos lógicos que llevan a un desenlace algo forzado pero medianamente razonable.

El cuarto fue 'Sé en lo que estás pensando', que tiene un comienzo prometedor pero luego va perdiendo fuelle y acaba con el típico psicópata de toda la vida. Otro best seller inmerecido (y lo peor es que lo he regalado...)

Y ahora estoy con 'La biblioteca de los muertos'. Buen nombre, portada atractiva, comienzo interesante (asesinatos sin ningún nexo aparente que desconciertan, y te hacen interesarte en descubrir cómo el asesino los ha planificado) y ahí acaba la cosa. Comienza a saltar en el tiempo como un código Da Vinci cualquiera y se saca de la manga un hallazgo 'mágico'. Ahí se acaba la historia, otra decepción.

En definitiva, que después de cinco libros no acabo de encontrar ninguno que me enganche. Empiezo a pensar que el problema lo tengo yo, que me he puesto el listón muy alto.

En fin, creo que volveré al género que no suele decepcionarme, el ensayo.

Un saludo

domingo, 17 de abril de 2011

La decadencia de la cirugía en Bizancio

Hola a todos,

Continuando con la reseña sobre la medicina en Bizancio, he rebuscado entre los libros que utilicé como documentación para El sueño de Justiniano recordando algo que había leído.

En los siglos IV a VII se dieron varios casos de famosos médicos cuyos compendios quirúrjicos han llegado hasta nosotros. Oribasio, el médico de Juliano, Aecio de Amida, protagonista en mi novela, y Pablo de Egina nos han legado ingentes trabajos en los que detallan hasta 120 tipos de operaciones y el instrumental que se utilizaba en ellas. Gracias a esos tratados sabemos que operaban hernias, tumores, piedras en el riñón e, incluso, masectomías, aunque la mayor parte de los tratamientos invasivos se centraban en la superficie del cuerpo y las áreas en las que se dispone de aberturas naturales para acceder con el instrumental a zonas más profundas, como la nariz y los genitales (para aumentar el dolor al leer esta frase, adjunto una imagen de antiguos instrumentos médicos)



La cuestión es que, a partir del siglo VII desaparecen las descripciones de cirujía de los textos bizantinos. Únicamente se hace referencia a las sangrías. Tan sólo en el siglo IX aparece una mención a 40 operaciones en los textos de León el físico. Sin embargo, no son ni mucho menos tan detalladas como las de sus predecesores siglos antes, se limita a mencionarlas de pasada sin dar explicaciones de cómo se realizaban, e incluso olvida muchas de las operaciones más corrientes del siglo VII como tratamiento para algunas dolencias.

Esto parece indicar una fuerte decadencia de la cirugía a partir del siglo VII. La única prueba en contra de esta teoría, es una extensa lista de instrumentos que data de un códice del siglo IX (Parisinus Latinus 11219) Según algunos autores, la existencia de tan exhaustivo compendio de instrumental indica que todavía seguiría en uso y, por tanto, las operaciones en las que se utilizaba serían aún parte de los tratamientos médicos de siglos posteriores. Por el contrario, hay opiniones que disienten de ésta, pues indican que los instrumentos son bastante generales y pueden ser utilizados para más cosas y, por otro lado, hay que notar que en esa época el prestigio médico había disminuido enormemente en el imperio bizantino, lo que podría ser indicativo de una generalizada pérdida de saberes en la profesión por causas varias. A este respecto, comentar que en siglo VIII Alejandría, el anterior centro de medicina por excelencia, se encontraba ya en manos árabes, lo que, indudablemente, debió influir en la bajada de experiencia de los médicos bizantinos.

En cualquier caso, se trata de un tema en el que se mantienen las especulaciones.

Y eso es todo por hoy.

Un saludo

sábado, 9 de abril de 2011

La formación médica en Bizancio

Hola a todos,

De nuevo regreso con una entrada de temática bizantina, algo que llevaba sin hacer unas cuantas semanas. En esta ocasión toca escribir sobre los estudios que debían seguir los bizantinos para convertirse en médicos, y es que resultaba necesario estudiar si uno quería vestir la túnica azul. Espero poder completarla con alguna entrada posterior sobre instrumental médico, operaciones, etc.

Sólo había dos formas de formarse como médico. La primera era colocarse como aprendiz de un físico en activo, y la segunda atendiendo a las clases de un profesor de medicina. Obviamente, el primer caso constituía la forma más accesible, pero la otra era mucho más prestigiosa, sobre todo si era en la escuela de medicina de Alejandría donde se cursaban los estudios. Sin embargo, estudiar no era nada barato, por lo que sólo los adinerados se instalaban en la ciudad del Delta (los estudios duraban cuatro años).

Se leía a Hipócrates (11 tratados del total) y Galeno (15 ó 16 tratados) explicándose los textos por parte del profesor. De Hipócrates se leían desde los principios generales o aforismos hasta las discusiones especializadas sobre las enfermedades de las mujeres. De Galeno anatomía, fisiología, diagnósticos y terapias. En época de Justiniano predominaba Galeno aunque a Hipócrates se le tenía como un iniciador. Otros grandes autores eran Alejandro de Aphrodisias, Themistio y Simplicio (de principios del siglo sexto) En el primer cuarto del siglo VI Juan Philoponus transcribió los comentarios de Ammonio a los libros uno y dos de Aristóteles (De anima). Es el mejor ejemplo de comentarios filosóficos que emplean ideas médicas. Se escribió en Alejandría y, probablemente, formaba parte de la formación médica. No se centra en los detalles, sino en los principios que se encuentran detrás de las ideas médicas. Y, al tiempo, muestra una de las grandes deficiencias de la medicina de la época: demasiada teoría y poca práctica (sobre todo poca práctica que tuviera visos de funcionar...)


El proceso de estudio era el siguiente: primero se detallaban las palabras del texto y su significado individual, siguiendo con el significado general de la frase y, por último, varias explicaciones realizadas por comentaristas anteriores y cómo decidir entre ellas.

En muchos casos los profesores no estaban ligados a la práctica, pero en otros acudían a realizar su trabajo acompañados de los alumnos, que así podían ver la medicina de primera mano. Estas lecciones prácticas se centraban en el último año de la 'carrera'.

Y eso es todo por hoy.

Un saludo

viernes, 1 de abril de 2011

Nueva reseña de El sueño de Justiniano

Hola a todos,

Ayer apareció una nueva reseña sobre El sueño de Justiniano en la página de Hislibris:

http://www.hislibris.com/el-sueno-de-justiniano-salvador-felip/

Sigo habitualmente la página de Hislibris desde hace unos años y, pese a que mis colaboraciones y comentarios no son prolíficos, pocos días dejo de entrar en ella a leer las reseñas que realizan sobre ensayos o novelas históricas. También he participado en dos de sus concursos de relato histórico, incluso consiguiendo con el primero de ellos que mi relato fuera publicado en un compendio de Ediciones Evohé.

En otro orden de cosas, un buen amigo está montando una web de temática militar que quiere fusionar con una tienda en la que se pueda encontrar artículos de modelismo, airsoft, y otras muchas cosas aún en preparación. Voy a hacer todo lo posible por echarle un cable con algunas reseñas, y aunque se trata de historia, táctica y estrategia militar actual (lo mío tiende más al periodo de la antigüedad) espero servirle de ayuda.

Por ahora he comenzado con una brevísima reseña sobre el libro de Stalingrado de Anthony Beevor, cuyo enlace proporcionaré cuando la web esté disponible. Es la primera vez que reseño un libro, por lo que no esperéis demasiado.

Un saludo