domingo, 19 de junio de 2011

El primer asedio de Constantinopla

Hola a todos,

Tras unas semanas de noticias, la reseña de hoy regresa a las murallas de Constantinopla, la inabordable línea de defensa cuya sola visión logró que Atila desistiese de atacar la ciudad. Sin embargo, el 29 de julio de 626 los enemigos que llegaron a las puertas de la capital de Bizancio venían decididos a triunfar sobre aquellas murallas.

Los Ávaros, tras dominar los Balcanes frente al disminuido poder de Bizancio, se habían aliado con los persas sasánidas. Mientras estos últimos arrasaban las provincias orientales del imperio, los ávaros acudieron ante Constantinopla dispuestos a dar el golpe de gracia a su mortal enemigo.



Conocedores de la fortaleza de sus defensas, los ávaros planificaron su ataque con minuciosidad, acumulando ante las murallas de la capital una ingente cantidad de máquinas de asalto, torres, trebuchets, catapultas, arietes y refugios móviles. La mayoría fueron acarreados hasta la zona por partes, y montados allí mismo aprovechando la madera de los edificios cercanos para finalizar las máquinas. De ese modo, dos días después de comenzado el asedio, los ávaros estaban en disposición de lanzar su primer asalto.

Centrándose en el mesoteichion, la sección central de la muralla, cubrieron con pieles una docena de torres de asalto y se lanzaron contra la muralla. Sólo la desesperada defensa de los soldados bizantinos logró contener el ataque.

Poco después, las avanzadillas del ejército persa alcanzaron el Bósforo. El plan de los aliados consistía en unificar ambas fuerzas en un único e invencible ejército, cuya potencia sería capaz de arrollar a los agotados defensores de las murallas. Sin embargo, pese a la abrumadora mayoría de la que disfrutaban ávaros y persas en tierra, la batalla decisiva se libró en el mar. La flota bizantina desbarató el desembarco de los persas en la orilla europea del Bósforo, manteniendo a ambos ejércitos separados.

Sin el apoyo de sus aliados, durante la noche del 7 al 8 de agosto los ávaros incendiaron sus máquinas de asedio y se retiraron de nuevo a los Balcanes. Las murallas de Constantinopla habían resistido su primera prueba de fuego. Dada la cercanía de la derrota, nadie en la ciudad hubiera confiado que aquellos muros resistirían incólumes durante más de cinco siglos, cediendo únicamente en 1204, ante los cruzados.

Un saludo

2 comentarios:

Blas Malo Poyatos dijo...

Hola Salvador, fue una primera prueba de fuego, que demostró que habían hecho un buen trabajo, y que el dominio del mar garantizaba la supervivencia de la capital bizantina, en sí misma un microcosmos, con sus propios campos de cultivos, elementos de produccion y burocracia dentro de las murallas.

Quién les iba a decir que durarían mil años más, tras la caída de Roma conquistada por Odoacro.

Un saludo

Salvador Felip dijo...

Hola Blas,

La verdad es que, tal y como pintaban las cosas inicialmente en este primer asalto, nadie hubiera pensado que Constantinopla resistiría incólume durante tanto tiempo. Pero les faltó perspectiva respecto a la marina.

En fin, ningún imperio es eterno.

Un saludo