lunes, 11 de octubre de 2010

Administración de Bizancio en tiempos de Justiniano

Hola a todos,

Recuperando el tema bizantino, en esta nueva entrada voy a incluir una breve reseña de la administración civil bizantina en tiempos de Justiniano.

Tal y como se puede ver en el diagrama, extraído del libro ‘The Cambridge companion to the age of Justinian’ de Michael Maas (pulsar sobre la imagen para ampliarla) el maestro de oficios encabezaba la administración. En tiempos de Justiniano, ese puesto estaba ocupado por Flavio Estrategio (al menos hasta 535, año en que fue nombrado comes sacrarum largitionum) El maestro de oficios, pese a constituirse como cima del aparato administrativo del imperio, no se corresponde a la idea que nosotros podríamos tener de un primer ministro. La administración bizantina no era tan piramidal como aparece en el gráfico o como puede ser la nuestra, sino que algunos departamentos tenían mayor poder que otros que se encontraban teóricamente por encima. Del mismo modo, al igual que ocurre en nuestra propia administración, las competencias no siempre estaban bien definidas, por lo que podía haber varios departamentos tratando de ejercer funciones muy similares.




Como regla general, el maestro de oficios recibía a los embajadores, controlaba la secretaría imperial, el departamento postal y dirigía las celebraciones oficiales. También controlaba a la policía secreta del emperador y supervisaba la fiscalidad aplicada por los prefecto, aunque no era él quien definía dichas políticas fiscales. A partir de 529, conjuntamente con el quaestor sacri palatii, el maestro de oficios se constituyó en el máximo juez de apelación para los juicios militares. También tenía a sus órdenes al comes domesticorum, a cargo de los scholae, la guardia de palacio dedicada a las celebraciones. Por el contrario, no tenía autoridad sobre los excubitores, los verdaderos soldados con los que contaba el palacio imperial.

El quaestor sacri palatii se encargaba de dar curso a los edictos del emperador y recibía las apelaciones que se le hacían.

El comes sacrarum largitionum era el ministro de finanzas, sólo actuaba a nivel de diócesis y provincial y se ocupaba de los ingresos y gastos del emperador. A su mismo nivel existían otras dos figuras en la rama fiscal, los prefectos, que eran los más importantes pues recaudaban el impuesto sobre la tierra, y el comes rei privatae, que se encargaba de gestionar la hacienda privada del monarca (su patrimonio y tierras personales)

Las prefecturas se dividían en diócesis, cada una de las cuales se supervisaba a través de un departamento específico scrinium en Constantinopla. Su administración era bastante compleja, y aunque el número de funcionarios con el que manejaban los asuntos era reducido en comparación con los ingentes números actuales, para la época resultaban muy numerosos.

Como muestra, en el lado judicial de la prefectura de Oriente existían nueve cargos principales:

o Cura epistolarum: Cuatro, uno para cada diócesis, Tracia, Asia, Póntica y Oriente. Se encontraban a cargo de la burocracia asociada con informes oficiales y correspondencia con los gobernadores provinciales en materias de finanzas e impuestos.

o Regendarius: Responsable de las infraestructuras y operación del servicio de correos y de emitir órdenes de detención.

o Ab actis: Responsable de los casos civiles y de los registros judiciales

o Commentariensis: Responsable de los juicios criminales (también he encontrado en otras fuentes este mismo título asociado a simples guardias)

o Primiscrinius: Responsable de que se cumplan los mandatos judiciales (Igualmente, este título está asociado al control de los tiempos en los juicios)

o Cornicularius: Persona que encabezaba el lado judicial de la prefectura y que controlaba al resto.

Cada uno de estos oficiales tenía una secretaría o scrinium supervisada por tres asistentes o adiutores apoyados por oficiales jefe administrativos o chartularii. Disponían también de un exceptor como supernumerarius que no cobraba, tan sólo las propinas establecidas (muy generosas), y que se mantenía a la espera de que se produjera una vacante.

Espero que esto os permita formaros una impresión de lo que podía ser una ‘administración bizantina’.

Un saludo a todos.

6 comentarios:

Coriolis R. dijo...

Hola Salvador.

Interesante exposición.

No me cabe duda que la administración bizantina funcionó muy bien. Tanto que duró más de mil años cosa con la que soñaban algunos y que (afortunadamente) no pudieron conseguir.

Sin embargo, reconociendo tanto mi ignorancia personal sobre los bizantinos, como los prejuicios que la historiografía occidental ha ido perpetuando; mi percepción es que el imperio se centró demasiado en sí mismo.

Si pensamos en Roma, no pensamos en la ciudad sino en todo el imperio. Enseguida nos imaginamos calzadas llegando a los lugares más recónditos, ciudades fortificadas levantadas frente a las tierras de los bárbaros, teatros y anfiteatros construídos incluso en el propio desierto...

En cambio, mi visión personal de Bizancio apenas puede ir más lejos del recinto fortificado de su capital. Como si los territorios controlados por los bizantinos fueran simplemente eso, territorios controlados nunca Bizancio en estado puro como lo pudo ser la Hispania romana.

En Roma, un general brillante podía proclamarse emperador y marchar con sus legiones contra la capital. En Bizancio, las conspiraciones parecían centrarse preferentemente en la propia capital quedando la periferia como sujetos pasivos.

No sé si mis conclusiones son acertadas o emanan, como decía antes del escaso interés que ha suscitado el imperio bizantino en nuestra cultura occidental y, por consiguiente, del desconocimiento que existe sobre él.

Al margen de su discutible rigor histórico, todos hemos visto (y disfrutado) con Troya, 300, Alejandro Magno. Pero si alguien propusiera hacer una película sobre el general Belisario, le tomarían por loco.

Saludos.

Salvador Felip dijo...

Hola Coriolis,

La burocracia fue uno de los pilares en los que se asentó Bizancio. Pese a los múltiples cambios de gobierno, la estructura del estado se mantuvo, dando estabilidad al imperio durante años muy turbulentos.

Respecto a la idea que tienes de Bizancio, yo también la comparto. Al contrario que la universalidad que emanaba Roma, el imperio bizantino dejó de mirar fuera de sus fronteras tras la muerte de Justiniano. Con él se perdió el sueño de renovar el antiguo imperio romano.

Es cierto que Bizancio nunca más volvió a poseer la fuerza de antaño pero, incluso cuando fue capaz de recuperar territorios, jamás pensó en otra cosa que no fuera su propio mundo. Así Heraclio combatió a los persas y Basilio II a los búlgaros, todo ello dentro de lo que consideraban sus fronteras naturales. Seguían considerándose romanos pero su mentalidad era más estrecha que la de éstos.

Y en cuanto a una película sobre Belisario, es cierto que no tendría el tirón que proporciona Roma, pero sería algo espectacular. La vida de Belisario da para una serie de aventuras o incluso para un culebrón.

Bien hecha, podría ser una digna rival de la serie 'Roma' o de 'Los Tudor'. ¡Qué pena no tener una buena productora en España! Si alguna vez encuentro alguna me ofreceré a hacerles los guiones :)

Un saludo

Coriolis R. dijo...

Buenas.

Me quedé pensando en Belisario y estuve navegando por ahí intentado encontrar algo que recordaba vagamente.

¡Y lo encontré!

Resulta que el gran Isaac Asimov no sólo se inspiró en él sino que publicó el libro Constantinople: the forgotten empire.

Es más, uno de los personajes de la saga de la Fundación, el general Bel Riose está basado en el general Belisario.

De hecho el imperio galáctico de Asimov representa el imperio bizantino. Y la caída de Trantor la de Constantinopla.

Aunque, en este caso, La Fundación no es el imperio otomano ni mucho menos.

Saludos.

Salvador Felip dijo...

¡Vaya! Sabía que Asimov había escrito sobre Bizancio, pero que este imperio fuera una de sus fuentes de inspiración para una de sus mejores sagas...

Siempre he querido hincarle el diente a 'La fundación' pero nunca he encontrado el momento.

Visto lo que apuntas tendré que adelantarlo unos puestos en mi pila de libros por leer.

Un saludo

Blas Malo Poyatos dijo...

Hola a los dos, en mi caso fue Asimov quien despertó mi curiosidad por el Imperio Bizantino. Muy recomendable su libro sobre el mismo, didáctico y ameno. Y sobre su pentalogía (son diez libros relacionados), él mismo explicaba que era un bizantinista entusiasta. Defendía que la historia se movía por círculos.

Un saludo

Salvador Felip dijo...

Hola Blas,

Para mí la inspiración sobre Bizancio vino del relato sobre la caída de Constantinopla que figura en la serie de 'Batallas decisivas del mundo occidental' de Fuller. Me pareció tan novelesco que apenas podía creer que fuera real. A partir de ahí comencé a tirar del hilo de Bizancio y aún no he acabado.

Un saludo