lunes, 2 de agosto de 2010

Consejos sobre manuscritos

Hola a todos

Ya de vuelta de vacaciones y plenamente incorporado a la rutina laboral (afortunadamente en jornada intensiva) vuelvo a retomar el blog con la entrada prometida con un par de consejillos sobre los manuscritos.

Dado el tiempo y el esfuerzo que implica escribir una novela, llegar al final de la misma supone casi una liberación. Puesto el último punto no podemos sino suspirar y emitir un sonoro ¡por fin! deseando distribuir nuestro manuscrito a editoriales y/o agentes. Sin embargo el primer consejo que os voy a dar es precisamente lo contrario. En lugar de enviar nuestro flamante manuscrito a diestro y siniestro debemos guardarlo en un cajón durante un par de meses (como mínimo cuatro o cinco semanas) Hay dos buenas razones para ello.

La primera es que los tiempos que manejan las editoriales son muyyyyy largos. Como mínimo, pasan seis meses desde que envías el manuscrito hasta que una editorial lo evalúa. Después, si tienes la suerte de firmar su publicación, viene la entrega del borrador definitivo, las galeradas, la portada, etc. En definitiva, otros seis meses como mínimo en trabajos de preparación e imprenta. Es decir, en el mejor de los casos pasará como poco un año antes de ver nuestra obra en las estanterías, y lo más probable es que sean dos o más. Por tanto, pese a lo que pueda parecer a primera vista, mes más o mes menos no va a suponer un retraso importante.

Por otro lado, esos dos meses pueden aprovecharse para dejarle la novela a tres o cuatro personas en cuyo criterio confiamos para que nos den su opinión. Eso sí, tenemos que dejar que lean con una condición muy clara, que nos digan lo malo de nuestro libro. A todos nos gusta que nos regalen los oídos pero eso no nos servirá para mejorar, nos tienen que sacar los fallos, y cuantos más mejor.

La segunda razón (y la fundamental) para meter nuestra obra en un armario a reposar es que antes de enviarla debemos depurar el manuscrito y no podemos hacerlo si no nos DISTANCIAMOS de la novela. Hay que revisarla con la mente fresca, como si fuéramos un lector que la acaba de comprar y no sabe nada sobre la trama. Tened en cuenta que un manuscrito no depurado que se envía a una editorial puede suponer que nuestra obra sea rechazada, y luego no podemos volver a llamar a esa puerta con una versión 2.0

¿Y cuáles son los errores más comunes que se pueden detectar en una segunda lectura? Aquí va una lista de los más comunes:

- Coherencia: Para mí, esta es la parte fundamental de la correción. No me refiero sólo a que un personaje calvo, cien páginas después, tenga una frondosa cabellera (que también pasa) sino a la coherencia de la trama y de los propios personajes. A veces es difícil detectarla pero podemos intentarlo con algunas preguntas sencillas como ¿se comportan los personajes como se espera de ellos según la personalidad que mostramos en el libro? O ¿ juega la suerte un factor demasiado preponderante en la
novela? Una 'casualidad' puede ayudarnos a resolver una trama, por ejemplo, cuando el protagonista se encuentra justo a la persona adecuada en el momento adecuado (el mundo es un pañuelo) Pero si en vez de un encuentro afortunado (o desafortunado) tenemos siete, algo empieza a oler mal en la novela.

- Escenas que sobran: Recordad que siempre se puede recortar, siempre. A veces son pequeños párrafos, como cuando se describe lo mismo en tres sitios distintos. En otras ocasiones son escenas enteras que, al ver la novela en su conjunto, se descubre que no aportan nada a la trama. Aquí hay que tener cuidado pues, al meter la tijera, nos exponemos a eliminar algo que explica un evento posterior en la novela, por tanto mi recomendación es no eliminar nada hasta acabar de leer la obra al completo. Lo más adecuado es marcar para borrar y hacerlo cuando estamos seguros de que no dejamos coja una escena posterior.

- Aquellos encontrados por amigos y/o familiares: Los errores se corrigen, y las sugerencias que nos hagan se toman en conjunto, se digieren y se aplican en su justa medida. Hay que saber aceptar las críticas, sobre todo por que provienen de puntos de vista distintos al nuestro. Si cada vez que nos dicen algo negativo de nuestra obra nos cabreamos es que vamos por mal camino. Pero tampoco hay que hacer caso a todo lo que os digan, hay que separar el grano de la paja.

Terminada la revisión llegó la hora de mover nuestro manuscrito y esperar la llamada de la fortuna.

Y eso es todo por ahora, hasta la próxima entrada.

Un saludo

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