domingo, 9 de octubre de 2011

Los abusos en el acuartelamiento de tropas en el siglo VI bizantino

Hola a todos,

Acostumbrados como estamos a ver a los soldados en cuarteles, no concebimos otra forma de estacionar a las tropas. Sin embargo, durante el siglo VI, los ejércitos de campo bizantinos no disponían de cuarteles permanentes. Durante las campañas, obviamente permanecían en campamentos levantados allí donde se encontraran, pero en tiempos de paz se acomodaban con la población local.

Según la ley, los ciudadanos debían entregar un tercio de su casa a los soldados. Era el precio que los nuevos romanos tenían que pagar por dejar de lado su participación en la defensa del imperio. Sin embargo, pese a que la ley sólo obligaba a entregar las estancias o habitaciones, nada más se le podía exigir al sufrido ciudadano. Pero lo que la ley no contemplaba era el resultado de meter a bárbaros armados, a veces incluso con sus familias, en casa de temerosos ciudadanos. Los abusos eran tan frecuentes que recibieron un nombre, salgamum, prohibido por varias leyes nunca respetadas.



Como muestra, un relato de Edessa, que sostuvo una importante concentración de tropas entre los años 503 y 505, habla de como los soldados echaron a la gente de sus casas, les golpearon y robaron. Los humillados ciudadanos presentaron una denuncia ante el comandante local quien, pese a las leyes imperantes, únicamente decidió, como mal menor, limitar los saqueos de las tropas a ciertas ropas y a aceite.

Obviamente, las familias más acaudaladas lograban mantenerse exentas de este tipo de prácticas, por lo que todo el peso de la carga que suponían las tropas acababa siendo soportado por las familias más pobres de campesinos o trabajadores de ciudad, convirtiéndose esta costumbre en una de las causas por las que los ejércitos de la época estaban tan mal considerados incluso entre sus propios compatriotas.

Un saludo

4 comentarios:

Coriolis R. dijo...

Curioso.

Nunca me había fijado en la logística del ejército bizantino. O quizá tampoco ha sido algo que se haya exhibido demasiado.
Por parte de los romanos (occidentales) todos tenemos en mente los famosos campamentos que montaban.
Tan potentes que, en algunos casos, terminaba formándose una ciudad alrededor como en León o en Colonia.

Con los bizantinos, por lo que cuentas era al contrario. En eso me ha recordado la famosas casas a la malicia de Madrid, que los vecinos tenían que ceder parcialmente los cortesanos; que no sería trigo limpio, precisamente, pero menos malo es tener un cortesano en tu casa que un guerrero armado entre los dientes sobre todo si tiene cierta inclinación a la violencia.

Parece que la servidumbre que un ejército ocupante podía imponer a una ciudad conquistada, los bizantinos tenían que soportarla de motu proprio.

En fin, supongo que los civiles bizantinos tomarían sus medidas para evitar encontrarse a sus mujeres participando -a su pesar- en alguna bacanal salvaje.

Salvador Felip dijo...

Hola Coriolis,

La verdad es que no debe ser muy agradable que te metan un bárbaro en casa, sin saber si te cortaría el cuello mientras estabas durmiendo. Y lo peor es que se trataba de tu propio ejército así que, si las cosas van mal ¿a quién llamas en tu ayuda?

Viendo estos casos uno se da cuenta de lo útil que fue el invento de los cuarteles permanentes.

De todas formas, este tipo de situaciones no está tan lejos como pensamos. A comienzos del siglo XIX los regimientos se desplazaban así en territorio amigo, de pueblo en pueblo, y se alojaban en las casas de los lugareños. Por lo visto, otro gran invento fue el ferrocarril...

Un saludo

Coriolis R. dijo...

Buenas,

la convivencia -forzosa- de la población civil con la milicia daría para un tratado, sin duda. Además es un tema poco conocido y suele pasar desapercibido.

Así de pronto estaba recordando el Alcalde de Zalamea. En este caso era un oficial; el capitán Don Álvaro. Si llega a ser tropa, un poco de alcohol, un pozo y se informa de una deserción.

Hay una película de Michael Caine "El último valle" que hace tiempo ví. Era un grupo de soldados en un valle alemán en el siglo XVI o XVII. Simplemente querían pasar el invierno, en el pueblo y ¡querían mujeres!
El capitán les ofrecía una alternativa: si no querían que los soldados tomaran las que les apeteciera, el pueblo tendría que poner a su disposición unas cuantas voluntarias. Tendré que intentar bajármela porque no recuerdo como acabó.

En fin, si yo fuera bizantino, aunque fuera muy creyente, muy piadoso y muy decente... me encargaría de tener prostíbulos bien surtidos. Más que nada para encauzar hacia otros lugares la lujuria de las tropas.

Ahí te doy otra idea, para un hilo nuevo con temática para adultos.

Saludos

Salvador Felip dijo...

La película de 'El último valle' la vi hace bastante tiempo, y aunque Michael Caine ha hecho cosas mejores no estaba mal. Refleja bastante bien la realidad de las guerras de religión, sobre todo cuando los mercenarios cambian de bando sin ningún problema.

Tiempos duros aquellos...

Un saludo