domingo, 5 de febrero de 2012

El tiempo es oro

Hola a todos,

Pues sí, el tiempo, ese bien que damos por descontado en nuestras vidas y que se muestra tan escaso y esquivo que, si se pudiera poner en una balanza, pesaría mucho más que el más preciado de los materiales.

La cuestión es que para este servidor, que trata de abrirse camino en el mundo de las letras mientras paga la hipoteca con un trabajo en el sector informático, el mayor problema para sentarme ante un ordenador y ponerme a escribir no es la falta de ideas que podrían plasmarse con mejor o peor fortuna en novelas, sino la falta de tiempo para poder ejecutar tantos proyectos como tengo en la cabeza.

El hilo de esta entrada surge de algo que me viene rondando desde hace ya muchos años, una historia. Se trata de la 'macro-historia' que, supongo, todo novelista tiene en la cabeza, esa que no puede condensarse en un solo libro, sino que necesitaría toda una serie de volúmenes para poder plasmarse en papel. Cada día vuelve a mi imaginación, modificando una escena aquí y otra allá, cambiando uno o dos detalles, dejando cada cierto tiempo una imagen que hace que me pare y me diga a mí mismo ¡vaya, lo que se me acaba de ocurrir es magnífico! Pero siempre acabo igual, diciéndome a mí mismo que esta historia jamás verá la luz, jamás saldrá de mi cabeza. Puede que luego no fuera ninguna maravilla y sólo le gustara a unos pocos, pero me entristece pensar que no tengo opción para llevarla a cabo.

La cuestión es sencilla. Una novela lleva mucho trabajo, ya hice un cálculo aproximado de lo que cuesta escribir una novela histórica: http://elocasodebizancio.blogspot.com/2010/09/es-rentable-publicar-una-novela.html así que no volveré a repetirlo, pero si tenemos en cuenta una media de una página por hora (más casi otro tanto de revisiones, correcciones, cambios, etc.), escribir un libro de 1000 hojas casi supone el trabajo de un año, dedicado a tiempo completo. Si ese tiempo lo tengo que emplear en trabajar de informático me queda 1 ó 2 horas al día (en el mejor de los casos) que puedo dedicar a escribir. Demasiado poco para lo que quiero hacer.

En fin, que comienzo a entender a Pérez-Reverte cuando comenta en las entrevistas que tiene que seleccionar muy bien lo que quiere escribir porque no le quedan más que siete u ocho novelas por delante. En mi caso soy más joven, pero aún así empiezo a pensar que hay historias que jamás llegaré a escribir, y no me resulta fácil aceptarlo. Supongo que siempre queda la opción de que me toque la lotería, aunque lo veo difícil, sobre todo porque apenas juego, y así malamente...

Bueno, no queda otra que seguir batallando, con el aliento que da el recuerdo de los éxitos ya logrados y con las esperanzas de que, algún día, nos toque la varita de la fortuna.

Un saludo

2 comentarios:

Blas Malo Poyatos dijo...

Hola Salvador. Curioso. Hace una semana le comentaba a un amigo que haciendo cuentas, dos años por libro, me quedaban "veinte libros" vida.

Con lo que, con cada nuevo libro publicado, un "libro" menos de vida. Una vertiente un poco siniestra de la escritura.

Hacemos lo que podemos. ¿Queremos ahcer más? Más de una vez y no será la última, me he preguntado cuánto me cundiría si todas las horas que regalo a la empresa las dedicara a las letras; si podría sobre**vivir escribiendo. Si sería un camino posible, no sólo una utopía.

Entre que sí, que no... voy sacando todos los días un rato. Como todos.

Un saludo

Salvador Felip dijo...

Hola Blas,

Supongo que esa cuenta la hace todo escritor antes o después, pero resulta un poco descorazonadora.

Como bien dices, tendremos que tirar con lo que hay. En cuanto a vivir de la escritura, yo cada vez tengo menos esperanzas, aunque no podemos tirar la toalla. Si otros lo han coseguido ¿por qué nosotros no vamos a poder?

Un saludo