martes, 2 de noviembre de 2010

Curiosidades sobre la sociedad bizantina

Hola a todos,

Hoy tengo intención de cerrar por el momento la serie de entradas en la que apunto algunas pinceladas sobre temas bizantinos. Por ello, incluiré aquí unas pocas curiosidades sobre distintos aspectos de la sociedad que me han sorprendido.

- Al igual que nosotros, los bizantinos tenían también sus dichos y chistes sobre las distintas regiones del imperio. Al igual que nosotros con los chistes de Lepe, ellos hacían bromas de la vaguería de los armenios, el mal humor de los Cilicios, la ignorancia de los Paflagonios o la traicionera actitud de los escitas.

- En plan de burla, también decían: 'que caigas en manos de físicos'. Supongo que aquí podríamos hacer algo parecido con las listas de espera de la Seguridad Social.

- Un chiste bizantino que he incluido en mi novela (adaptándolo a Justiniano) dice así: 'Dios se aparece en sueños a un clérigo y éste le pregunta: ¿Es cierto que todos los emperadores son nombrados por mandato divino? La respuesta es afirmativa, ante lo que el clérigo replica: Entonces, oh, Señor, ¿por qué enviaste al maldito tirano Phocas? A lo que el Señor responde: Porque no pude encontrar a nadie peor'

- Se decía en plan de guasa sobre la iglesia que había tantas reliquias de los mismos santos que si se reunían todas las piernas se transformaba a un eremita en un pulpo, o a un santo en una hidra si se juntaban sus cabezas.

- En otra ocasión, el emperador Isaac tuvo un pequeño percance con su deficiente acento. En una cena, cuando el emperador pidió sal, pronunció la palabra allâs (otras mujeres) en lugar de la palabra griega para sal, alâs. Ante ese fallo, uno de los invitados, señalando a las mujeres asistentes replicó: 'Probad primero a éstas antes de pedir que traigan más' provocando la risa de los asistentes y del propio emperador. Teniendo en cuenta cómo se las gastaban en la antigüedad, es probable que el chistoso acabara después en una mazmorra.

- A los niños que se portaban mal se les castigaba enviándoles a la cama sin cenar (hay costumbres que nunca cambian) aunque también se les fustigaba, azotaba o ataba a la pata de la cama (afortunadamente hay costumbres que sí cambian)

Y por último, una cosa que me dejó anonadado e incrédulo cuando la leí: Según uno de los códices de medicina en bizancio en el siglo VII (Pablo de Aegina) Bizancio fue el primer lugar en el que se practicó la cirugía estética. Según esa fuente, existían operaciones de pecho... ¡¡para los hombres!!

Al parecer, algunos hombres que engordaban demasiado parecía que tenían pechos al ponerse la túnica, algo totalmente risible por parte del resto de la sociedad, por lo que recurrían a la cirugía para reducir la grasa acumulada en la zona del pecho. Lo que no dice Pablo de Aegina es el porcentaje de atrevidos pacientes que se dejaba el pellejo (nunca mejor dicho) en el post-operatorio, porque supongo que las infecciones posteriores a las heridas debían ser de órdago. Además, teniendo en cuenta que no existía la anestesia como tal sino sólo plantas que disminuían el dolor, muy desesperados deberían estar los aspirantes a estas primeras 'corporaciones dermoestéticas' para meterse en el quirófano.

¡Lo que descubre uno en los libros de historia!

Un saludo

4 comentarios:

Coriolis R. dijo...

Hola Salvador,

desviándome por completo de la temática propuesta (discúlpame) estaba yo repensando en plan totalmente ucrónico, que habría pasado de defender Constantinopla con armas modernas.

Evidentemente no pretendo ponerlo tan fácil, claro. Un solo helicóptero de ataque moderno podría haber acabo con todo el ejército turco pero, ¿podría haberlo hecho un único hombre solo?

Mirando por ahí he visto que el alcance de la Gran Bombarda no llegaba a los 2000 metros. Un mortero moderno puede triplicar ese alcance, por no mencionar la superior cadencia de disparo y la potencia destructiva de los proyectiles. Un sólo mortero, podría haber salvado Constantinopla.

En cuanto a armas ligeras sería un buen tema de debate calcular cuantos soldados del siglo XXI, armados con fusiles de asalto estandar tipo G36 hubieran sido necesarios para mantener a raya a todo el ejército del Sultán.
Habría que ver también cual sería el número de Bashi-Bazuk dispuestos a dejarse matar a cambio de saturar y desbordar numéricamente a defensores mejor preparados. Giustiniani Longo, si hubiera podido armar a la décima parte de sus hombres con G36, habría salvado Constantinopla.
Pero opino que un sólo hombre armado con un fusil de asalto automático moderno no habría podido salvar Constantinopla.
O quizá los turcos se habrían aterrorizado viendo a un sólo hombre desplegando semejante potencia de fuego y se habrían dispersado.

¿Y con un golpe maestro? El Barrett tiene un alcance de unos 1800 metros. Es decir, que estaría dentro del alcance de la Gran Bombarda. Y, por tanto, hemos de suponer que el Sultán estaría detrás de ella normalmente.

Pero si el Sultán se acercará a inspeccionar las defensas de Constantinopla o a animar a sus tropas, un buen tirador podría batirlo, casi impunemente, desde las murallas de Constantinopla. Y con un visor de infrarrojos, incluso de noche. Y con el Sultán muerto, el asedio se volvería insostenible. Un francotirador (con un poco de suerte) podría salvar Constantinopla y malograr el futuro imperio Otomano.

Salvador Felip dijo...

Hola Coriolis,

La verdad es que la inclusión de un elemento futurista es bastante difícil de evaluar.

¿Sería capaz un solo hombre de derrotar al ejército del sultán armado con un fusil de asalto?

En principio opino que no. En aquella batalla ya se utilizaban primitivas armas de fuego (de hecho la herida de Giustiniani fue causada por una de ellas) por lo que el impacto psicológico de las armas no sería tan elevado. Además, un único tirador tiene dos opciones:
a) Disparar ráfagas 'a bulto' vaciando los cargadores en segundos. Pese a la concentración de atacantes una ráfaga no causaría más de cuatro o cinco bajas a la vez, lo que no es excesivo para un ejército.
b) Disparar en modo semiautomático, tiro a tiro. Mucho más efectivo en cuanto a precisión pero pierde el efecto disuasorio, ya que en medio de la masa de 10.00 atacantes el efecto del arma es pequeño.

Otra cosa es que hubieran dispuesto de un centenar de armas de ese tipo o, incluso de media docena de ametralladoras tipo MG, en tal caso hubieran barrido a los turcos al igual que las grandes masas de infantería que caían frente a las trincheras en la I guerra mundial.

Un caso interesante que he leído sobre un tema parecido fue una comparativa de la batalla de Waterloo en el caso de que los franceses hubieran sido sustituidos por el ejército de Alejandro Magno.
El autor (Arther Ferrill, Los orígenes de la guerra, de Ediciones Ejército) sostenía que, dejando de lado el efecto psicológico de las armas de fuego en los macedonios, las falanges hubieran sido capaces de alcanzar las líneas inglesas y batirlas.
Hubieran perdido la batalla por dos factores fundamentales, la artillería inglesa (que hubiera hecho una carnicería en los apretados cuadros de lanceros) y la caballería, cuyos estribos permitirían superar a la caballería de Alejandro.

Como punto a favor de los macedonios estaría el hecho de que sus arcos disponían de un alcance efectivo muy superior a los mosquetes, podían superar las cuestas tras las que se protegían los ingleses y que las tropas del marqués del Duero no llevaban corazas, con lo que una lluvia de flechas les habría hecho bastante pupa.

En definitiva, el autor defendía que Alejandro hubiera perdido por poco.

Un saludo

Blas Malo Poyatos dijo...

Hola Salvador, son todos esos detalles los que dan color a la vida y a la existencia, y los que atraen con un guiño al lector.

Curiosísima la ucronía que comenta Coriolis, y la de los ejércitos de Alejandro frente a los ingleses. Me recuerda a ese programa sobre el guerrero más fuerte: vikingos frente a samurais, etc.

Es domingo 7, quedan 4 días para el jueves. ¿Nervioso? No creo, ya eres veterano.

Un abrazo

Salvador Felip dijo...

Hola Blas,

La verdad es que las ucronías siempre tienen algo de atractivo. Creo que todos nos hemos hecho alguna vez la famosa pregunta del ¿qué hubiera pasado si...? Por ejemplo, si Anibal hubiera tomado Roma, o si (a propósito de Los Tudor) Felipe II y María hubieran tenido un hijo que unificara España e Inglaterra.

Sin embargo, he de reconocer que apenas he tenido trato con las ucronías. No hace mucho leí 'Roma eterna', en la que se supone que Roma permanece como imperio hasta el siglo XX y, pese a que tiene partes mejores y otras peores, me pareció interesante. Por el otro lado, el falso documental CSA, en el que se relata la historia de los Estados Unidos suponiendo que hubieran ganado la guerra civil los sureños, me pareció una sucesión de tópicos francamente mejorable. En fin, supongo que, como en cualquier otra parte, hay que separar el grano de la paja.

En cuanto a los nervios por el estreno, creo que nunca se pierden. Siempre tienes las mismas preguntas rondándote por la cabeza: ¿saldrá bien? ¿gustará a los lectores? Supongo que a todos nos gustaría poder mirar en alguna bola de cristal que nos dijera cómo irán las cosas dentro de unos meses. Pero, por otro lado, la incertidumbre forma también parte de la magia de publicar. Saber el resultado le quitaría encanto.

Por cierto, espero hacerme con tu libro la semana que viene, aprovechando que me pasaré por una librería a ver cómo se estrena mi novela.

En cuanto lo lea te pondré un comentario.

Un saludo